“Peleamos como una sola e impenetrable unidad. Ésa es la fuente de nuestra fuerza.” – 300
Reconozco que estaba nerviosa. Era un día que llevábamos esperando con muchas ganas ya que era nuestro debut como entrenadoras en un partido de verdad. Pero cuando llegas y ves sus caras, esos nervios se transforman en energía y fuerza que te mueres por transmitir a los jugadores.
El reloj marca las 9:55 y da comienzo el partido. Jugamos con pases y moviendo balón pero se ve que algo nos falta. Ese algo que yo llamo el Espíritu Pizarro. Y ciertamente si hay algo que define a Pizarro es que, gane o pierda, siempre juega intenso hasta el final.
Nos vamos al descanso 5 abajo.
Recordamos los valores que nos hacen sentir orgullosos cada vez que salimos al campo y con confianza regresamos al terreno de juego.
El equipo que se dejó ver en la segunda parte parecía otro. Cada defensa, cada robo de balón, cada rebote realmente hizo disfrutar a todos los que allí estábamos presentes y por supuesto a ellos mismos que es lo más importante.
Gracias a la intensidad y esfuerzo de los chavales el equipo contrario no volvió a anotar. Y finalmente a falta de pocos segundos conseguiríamos la canasta definitiva. Final del partido, 2 arriba.
De nuevo felicitar a los cracks porque demostraron ser un verdadero equipo que luchó hasta final.
A seguir mejorando en cada entrenamiento y en cada partido.