Hay victorias que hacen mucho daño y eso fue lo que le paso al cadete granate. Se relajó tras el éxito de una victoria, y le costó 4 derrotas consecutivas.
Pero los ganadores se diferencian por el número de veces que son capaces de levantarse. Y una vez que hecho examen de conciencia y recuperada la actitud, se volvió a la senda del trabajo y la humildad que llevo a la victoria con solvencia los 2 siguientes partidos.
Con actitud y la garra, de ese espíritu Pizarro, esperamos ver en esta segunda vuelta, un cadete, que tiene y debe dar mucho más.
Este equipo, que se movía en otra senda, se está acostumbrando a una ética de trabajo seria, que les prepara para afrontar el resto de partidos y el cambio a una categoría que no admite despistes ni relajación, con una base sólida.
Trabajo, personalidad y pasión, son fundamentales para poder explotar las cualidades individuales y crear así un ambiente óptimo para la mejora colectiva.
Queréis… Podéis.