Asumimos la victoria como un buen resultado, la derrota nos cuesta más positivarla. Anímicamente cunado compites es cierto que no encontrar el camino hacia imponer tu juego en la cancha y sentir siempre que las habilidades contrarias se imponen a las tuyas no es fácil de canalizar, nada más lejos delo que vi en el colegio San Agustín.
EL madrugón de la jornada del domingo, enfrentaba a nuestras chicas cadetes, bueno, el mix cadete que tenemos en Pizarro, infantil cadete, contra las chicas cadetes de San Agustín, un equipo con muy buena planta, no puedo asegurar si de segundo años pero si más echas físicamente que las nuestras, lo que me hace sospechar de su veteranía en la categoría. Equipo con buenos fundamentos, trabajado, con toques de calidad de algunas jugadoras. “El rival más duro”, según me comento José, entrenador de nuestras chicas antes de comenzar el encuentro.
Sinceramente, en los primeros compases del partido, no logre ver esa gran diferencia que a priori debería haber entre nuestras chicas y las suyas, nuestras pequeñas, bien plantadas en la cancha, siendo valientes a la hora de utilizar sus recursos y acertando en la mayoría de decisiones, se mantenían en el partido sin grandes diferencias, solventando las dificultades de nuestra inferioridad física, con paciencia, intensidad y juego colectivo.
Yo, que no estoy acostumbrado a verlas, mirando la clasificación podría pensar que este año están sufriendo en una categoría de chicas grandes, pero descubro gratamente que nuestra pequeñas tienen mas baloncesto que el de una mera posición en la tabla y que pese a las aparentes deferencias físicas y técnicas, nuestras cadetes muestran un baloncesto salpicado de detalles muy positivos, tanto en acciones colectivas como individuales y muy gratamente, en entrega y actitud, dos nenas granates tirándose en plancha a por un balón llena de orgullo.
¿Capacidad del equipo para conseguir triunfos? No puedo valorarlo, pero está claro que mas alla de las posibles diferencias con los rivales, depende mucho más del compromiso individual con el equipo, la constancia, la concentración y la alegría a la hora de bajar a entrenar.
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